"Ver y escuchar cómo la gente miente -comentó 
Iván Ivánich, volviéndose del otro lado- y ser tratado de imbécil por tolerar sus mentiras; soportar ofensas, 
humillaciones; no atreverse a declarar abiertamente que estás del lado de los hombres honrados y libres; mentirse a uno mismo, sonreír, y todo eso por un pedazo de pan, por un techo bajo el que cobijarse, por un 
puestecillo de nada. ¡No, no se puede seguir viviendo así!"
 
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