sábado, 29 de febrero de 2020
viernes, 28 de febrero de 2020
miércoles, 26 de febrero de 2020
Tuvimos mucha suerte de encontrarnos
Los que hablan tanto del primer amor es porque no conocen el último
domingo, 23 de febrero de 2020
viernes, 21 de febrero de 2020
jueves, 20 de febrero de 2020
martes, 18 de febrero de 2020
lunes, 17 de febrero de 2020
Volví a ver "Parásitos"
Y ya no me impresionó tanto pero me quedé con una frase: el mejor plan es no tener ningún plan
domingo, 16 de febrero de 2020
sábado, 15 de febrero de 2020
viernes, 14 de febrero de 2020
jueves, 13 de febrero de 2020
martes, 11 de febrero de 2020
Después de "A sangre fría " de Truman Capote
Leeré "Manual para mujeres de la limpieza" de Lucia Berlin
lunes, 10 de febrero de 2020
domingo, 9 de febrero de 2020
sábado, 8 de febrero de 2020
viernes, 7 de febrero de 2020
Lo que más me gusta de trabajar
Es acostarme temprano; saber que tengo una noche muy larga para dormir
miércoles, 5 de febrero de 2020
domingo, 2 de febrero de 2020
Con el alma en los labios
Después de pasar una
navidad sin apenas protocolos, sin celebrar por ejemplo la cena de
nochebuena, necesitaba hacer algo nuevo al día siguiente. Era el día
del nacimiento y de alguna manera tenía que renacer, por eso salí
con el coche dirección al mar.
Normalmente voy a
Macenas, llego hasta el castillo y aparco por allí, pero esta vez
decidí salirme de la carretera al final del último hotel de la
playa de Mójacar, antes de entrar en la sierra, y continuar
caminando por una vereda, entre las rocas y el mar, pasando al lado
de una escultura de piedra natural, muy sugerente, llamada “
Nazareno”.
De este modo llegué a la
misma playa de Macenas, ahora con el castillo a lo lejos. La hora
seguía siendo buena y el sol calentaba. El mar estaba en calma, me
mojé los pies, y luego me dije, por qué no me meto y celebro el
solsticio de invierno de una manera insólita para mí.
Dicho y hecho. Había
culminado un año con el renacimiento de otro inmersa en el mar,
rodeada del cielo y de la tierra.
Por la noche volví a ver
“La librería”, y me acosté contenta. Cada día me gusta más
esta película de Isabel Coixet: ese personaje recluido en su
morada, dedicado a la lectura más exquisita, y capaz de desarrollar
la suficiente sensibilidad como para morir de amor y luchar contra la
injusticia, sobre todo a partir del encuentro casual con la joven
librera, al borde del mar, en medio de una belleza brutal y
fascinante del paisaje. Se puede decir que ambos representan el
respeto y la armonía entre dos seres humanos que buscan la plenitud
de sus vidas.
Muy pronto llegó la
nochevieja y descubrí al azar “Qué felicidad la mía”, de María
Jiménez y Miguel Poveda, “al estar contigo y amarte con rabia”,
“sensación lo que siento dentro de mi corazón”, “y ahora ya
mi mundo es otro”. Me enganché de tal forma a esta grabación que
la convertí en mi tarjeta de felicitación para el año nuevo, y no
paraba de ponerla.
Qué alegría, María,
escucharte con esa fuerza después de pasar tres meses muerta, como
tú dices. Eso sí que es una verdadera resurrección.
Con esa euforia, y por
curiosidad, llegué a leer el estado que Carmen Lorenzo, una autora
de novela negra, puso en wasap, y me quedé pillada con el texto
titulado “El alma en los labios”. Lo envié a varios de mis
contactos como regalo de reyes, incluso se lo leí por teléfono a
una sobrina mía:
“Si te quiere, te
busca. Si te busca, le importas. Si es que le importas, te cuida. Y
si te cuida, te quiere.
Basta de subestimar lo
que sientes, basta de justificar a quienes no te tratan como
mereces”.
La humanidad es a veces extraña
Se dijo marcando el número, pero por desgracia casi siempre entraba en el género de extraña y repugnante, rara vez en el de extraña y admirable.
No hay que buscarle sentido a lo que no tiene ninguno
Coincidiendo así, sin ser plenamente consciente, con la conclusión del Tractatus de Wittgenstein: "De lo que no puedo hablar tengo la obligación de callarme".
sábado, 1 de febrero de 2020
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