Entonces, en mi feliz ignorancia, solamente anhelaba lanzarme al mundo desconocido, donde esperaba hallar tanto alimento y deleite para mi corazón, con los que colmar y satisfacer mi pecho ávido y anhelante. Ahora retorno del vasto mundo, ¡oh, amigo mío!, ¡con cuántas esperanzas fallidas y cuántos planes destruidos!
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