TODO LO QUE RECIBES
DANDO
Como me quedé en el paro, volví
otra vez a la Cruz Roja y me renové el carné de voluntaria. Estuve hablando con
Baltasar, el responsable del puesto de Vera, sobre qué actividades podría
realizar. Le entregué mi currículum para que viera mi preparación,
conocimientos y experiencias.
Desde mis inicios en Almería
Acoge siempre me ha atraído el tema de la inmigración y extranjería, y me
gustaría colaborar en la Cruz Roja sobre estas materias de una manera
totalmente activa. Sin embargo, también le hablé de mi pasión por la
literatura. Entonces le pareció estupendo montar un taller de lectura.
En un principio me habló de
organizarlo en el centro de día de Garrucha. Hablaría con la directora. A mí se
me ocurrió al momento la idea de leer “El principito”, de Antoine de
Saint-Exupéry. Me parece un libro tan encantador, tanto por su contenido como
por el objeto en sí, que pensé que a los mayores les deleitaría leerlo si no lo
conocían, y si lo conocían todavía más.
Entremedio llegó el día mundial
de la poesía. Yo no lo sabía. Se estableció por la UNESCO el 21 de marzo de
cada año, y de esto hace veinte.
De pronto comprendí la razón de
una cita de Gustavo Adolfo Bécquer que había leído recientemente: “Mientras
haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!”.
Baltasar me avisó y me propuso
hacer un taller de lectura poética en Antas, en su centro de día, el mismo 21
de marzo, unas horas después de que oficialmente entrase la primavera.
Cuando pensé en qué poesía me
acordé de mi libro “Paisajes de una tribu”, que se publicó en diciembre de 1999
y este año cumple veinte. Me pareció que era una buena razón para celebrarlo.
Nos reunimos para ver cómo
realizábamos el acto y acordamos seleccionar diez poemas del libro y
entregarlos entre quienes quisieran participar.
Aquella mañana estábamos todos
reunidos en el salón de actos con un ánimo expectante y después de una breve
presentación empezamos con el recital. Lo inicié con el poema “A las mujeres
les gusta volar” y siguieron otras mujeres, usuarias y trabajadoras del centro,
y también otras asistentes, leyendo de la manera más entregada: “La noche más
hermosa”, “Cala Carnaje”, “El abrazo se dio en un encuentro”, “Los Llanos del
Mayor”, “Limpio platos y suelos”, “A la una de la madrugada”, “Mi carrera no es
política”, “Esta tarde no voy al cine”, y por último “Una vez más”.
Pero esta fue solo la sección
oficial, porque leímos más e incluso le pedimos a Catalina que por favor interviniera
de nuevo y nos leyera otro: “A veces querría que viviésemos sin apenas hablar…”.
Su voz es verso.
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