lunes, 1 de noviembre de 2010

Las grosellas

-Pável Konstantínich -exclamó con voz suplicante-, ¡no se abandone usted, no se amodorre! ¡Mientras sea joven, fuerte y animoso, no deje de hacer el bien! La felicidad no existe ni debe existir, pero si la vida tiene un fin y un sentido, éstos no consisten en nuestra dicha, sino en algo más sensato y más grande. ¡Haga usted el bien!

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