Eu quero ser portuguesa
Eu sou
Y mientras se presentaba en la Leo La canción de Nof4 de Raúl Quinto estuvimos escuchando la lluvia caer
Dulcemente suavemente
Maravillosamente
Y al mediodía mi hijo me ha grabado sacudiendo la cabeza para los dos lados lo más rápido que podía con el pelo suelto
No tanto en relación a Houellebecq, no me interesa su vida privada, yo leo sus libros y me atrae ese punto autodestructivo que tienen, lo encuentro muy sincero.
Era como una bola de fuego. Su recorrido fue tan corto, como a trompicones, pero le pedí un deseo que luego fueron muchos.
Los que yo tenía cuando volví a enamorarme locamente
Siempre he estado enamorada
Tener que recordarte cada dos meses que tienes que mandar dinero
Que es tu casa
Que es tu familia
Qué vergüenza me da decirte que estoy aquí al lado de ellos
Preocupándome de ellos
Vine por cuestiones burocráticas, pero ahora mismo estoy
desayunando en el parque de Huércal-Overa rodeada de gorriones, pavos reales,
palomas y gallinas. Se acercan a las mesas para ver si les cae algo.
Mi deseo es que se estrene la nueva película de Pedro Almodóvar,
“Madres paralelas”. Ya queda poquísimo, y la emoción me embarga. Después de
leer las críticas, y del premio recibido por Penélope Cruz en honor a su
interpretación, me siento desbordada por las ganas que tengo de verla.
Por qué será que todo lo que hace Almodóvar me enamora
tanto. Puedo volver a ver sus películas un montón de veces y nunca me cansan ni
me aburren. La última fue “Dolor y Gloria”. Pero también este verano en mi
encierro vi varias veces el corto en inglés “La voz humana”. Merece la pena vivir,
aunque solo sea por ver su cine.
Es impresionante la sensibilidad que muestra hacia el
mundo femenino. Llega hasta las entrañas de la mujer, y la comprende y admira
como ningún otro creador contemporáneo.
Para mí es un gran alivio que existan en este mundo
cruel personas como él. Un mundo donde el machismo recalcitrante está siempre
latente y presente, en cualquier rincón de la mesa.
No hace mucho, una mañana temprano, cayó una lluvia
torrencial que no duró ni media hora, y, sin embargo, la carretera que está lindando
a mi cortijada se quedó inundada. En los últimos años sucede esto con demasiada
frecuencia, pero no vemos a ningún poder público que ponga remedio a esta
situación.
Por la noche asistí a una conferencia sobre el Argar: Jóvenes
arqueólogos nos informaron sobre las conclusiones de las investigaciones
recientes que han realizado en el yacimiento prehistórico del Argar, y en otros
lugares cercanos relativos a la cultura argárica.
Me vino la idea de que, con la actual crisis
planetaria, nuestra civilización también desaparecería y luego vendrían otros a
analizar nuestras tumbas. Nos reímos cuando lo planteé allí en la Era,
tomándonos unas cervezas al aire libre hasta que empezaron a caer unas gotas y
la mayoría de la gente salió corriendo.
A mí, como en mi relato anterior, ya no me da miedo
mojarme, porque mi amor es de color naranja y lo veo cada día al atardecer.
que me obliguen a levantarme, abandonar la pereza y empezar un trabajo creativo: leer o escribir
Queriendo tener un sofá cómodo y luego compro uno incómodo, lo mismo que los sillones, las mesas, las sillas, la cama, el baño....
Y el banco de madera va a estar toda la vida ahí?
Dónde lo ponemos o lo quemamos
Me gustaría quemar tantas cosas y sin embargo esa es mi vida
Es que un vecino me considera anarquista y yo le saludo: Salud y Anarquía!
Y me paran al pasar por una terraza para hacerme una pregunta y ellas siguen caminando y desaparecen sin decirme adiós
Donde están tomando café mis amigas del cafelito feliz y la anfitriona que invita por su santo no es capaz de dirigirme la palabra ni de mirarme
Ir esta mañana al pueblo y después de aparcar encontrarme de frente por la acera con un conocido de la casa, no digo amigo porque nada más verme me ha dado la espalda y se ha puesto a saludar eufóricamente a otra persona
El primer día siempre creo que me van a echar. Es sano tener ese miedo. No hay que bajar la guardia nunca.
Cuando te dedicas a lo que te gusta no te puedes quejar.
Que ayude a mi hijo a superar sus miedos y vergüenzas para aceptarse como es y expresarse libremente ante el mundo
Salí de casa buscando una habitación propia, sin embargo, a pesar de haberla conseguido, no he sabido aprovecharla. Era todo tan extraño, que me resultaba imposible concentrarme en otra cosa que no fuera mi propia desesperación, en esas tardes interminables.
Después de firmar mi nombramiento, en la muy bella
ciudad medieval de Cáceres, me enteré de que me dirigía a un juzgado trinchera.
Así les llaman a los juzgados que son reagrupación de otros, donde el trabajo
abunda por su presencia constante y permanente en forma de montañas de papeles
almacenados allí durante meses e incluso años.
También me enteré, una vez que estaba alojada en un hotel
de Navalmoral de la Mata, que mi padre estuvo por esas tierras, en el Frente de
Extremadura, durante la Guerra Civil. ¿Tenía yo que cerrar algún ciclo vital relativo
a mi padre?
El uno de agosto empecé a vivir en un apartamento que
alquilé en el pueblo de Talayuela, lugar de mi centro de trabajo, aun a
sabiendas que me sería imposible salir de allí sin tener coche propio, y con un
transporte público que no funciona los fines de semana, pero dispuesta a
vivirlo todo intensamente, y la llevo en mi corazón, ay, Talayuela de mi amor.
Acercarse un sábado o un domingo a una garganta de la Comarca
de la Vera para refrescarse en esas aguas frías que bajan de la sierra, y hacen
más llevadero el verano extremeño, es un horror de coches.
Sin embargo, tuve la suerte de hacer una excursión con
un desconocido, que se había criado al lado del Monasterio de Yuste, y lo
recorrimos juntos mientras me hablaba de su infancia corriendo por allí, cuando
el monasterio lo llevaban unos monjes. Luego subimos a un pueblo típico
construido de piedras y madera llamado Garganta de la Olla, y allí me bañé como
una rana en el Charco Calderón.
Pero antes, al caminar por la vereda de la garganta,
me vino como un flas cuando vi a una chica radiante de felicidad metida en una
pequeña cascada. Imagen inolvidable. Como la envidia que me da Carmen Maura
cada vez que en “La ley del deseo” grita, riégueme, al empleado que va con la
manguera lavando por las noches las calles de Madrid.
Qué gusto, siempre he querido hacer una cosa así.
La cabeza de un hombre joven se giraba hacia mí para ayudarme y yo me acercaba hacia ella para besarle, detrás había un niño alegre jugando