lunes, 24 de noviembre de 2014

Aquél era el problema de ser escritor

Ése era el principal problema: tiempo libre, demasiado tiempo libre. Tenías que andar esperando a que se acumulara el material para poder escribir y mientras esperabas, te volvías loco, y como te volvías loco, bebías; y cuanto más bebías, más loco te ponías. La vida del escritor no tenía nada de glorioso; ni la del bebedor.

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