sábado, 27 de junio de 2015

El le telefoneó

Soy yo. Ella le reconoció por la voz. El dijo: solo quería oír tu voz. Ella dijo: soy yo, buenos días.

Y después se lo dijo. Le dijo que era como antes, que todavía la amaba, que nunca podría dejar de amarla, que la amaría hasta la muerte.

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