viernes, 12 de abril de 2019

He aquí el relato publicado



TODO LO QUE RECIBES DANDO


Como me quedé en el paro, volví otra vez a la Cruz Roja y me renové el carné de voluntaria. Estuve hablando con Baltasar, el responsable del puesto de Vera, sobre qué actividades podría realizar. Le entregué mi currículum para que viera mi preparación, conocimientos y experiencias.
Desde mis inicios en Almería Acoge siempre me ha atraído el tema de la inmigración y extranjería, y me gustaría colaborar en la Cruz Roja sobre estas materias de una manera totalmente activa. Sin embargo, también le hablé de mi pasión por la literatura. Entonces le pareció estupendo montar un taller de lectura.
En un principio me habló de organizarlo en el centro de día de Garrucha. Hablaría con la directora. A mí se me ocurrió al momento la idea de leer “El principito”, de Antoine de Saint-Exupéry. Me parece un libro tan encantador, tanto por su contenido como por el objeto en sí, que pensé que a los mayores les deleitaría leerlo si no lo conocían, y si lo conocían todavía más.
Entremedio llegó el día mundial de la poesía. Yo no lo sabía. Se estableció por la UNESCO el 21 de marzo de cada año, y de esto hace veinte.
De pronto comprendí la razón de una cita de Gustavo Adolfo Bécquer que había leído recientemente: “Mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!”.
Baltasar me avisó y me propuso hacer un taller de lectura poética en Antas, en su centro de día, el mismo 21 de marzo, unas horas después de que oficialmente entrase la primavera.
Cuando pensé en qué poesía me acordé de mi libro “Paisajes de una tribu”, que se publicó en diciembre de 1999 y este año cumple veinte. Me pareció que era una buena razón para celebrarlo.
Nos reunimos para ver cómo realizábamos el acto y acordamos seleccionar diez poemas del libro y entregarlos entre quienes quisieran participar.
Aquella mañana estábamos todos reunidos en el salón de actos con un ánimo expectante y después de una breve presentación empezamos con el recital. Lo inicié con el poema “A las mujeres les gusta volar” y siguieron otras mujeres, usuarias y trabajadoras del centro, y también otras asistentes, leyendo de la manera más entregada: “La noche más hermosa”, “Cala Carnaje”, “El abrazo se dio en un encuentro”, “Los Llanos del Mayor”, “Limpio platos y suelos”, “A la una de la madrugada”, “Mi carrera no es política”, “Esta tarde no voy al cine”, y por último “Una vez más”.
Pero esta fue solo la sección oficial, porque leímos más e incluso le pedimos a Catalina que por favor interviniera de nuevo y nos leyera otro: “A veces querría que viviésemos sin apenas hablar…”.
Su voz es verso.




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