Mi deseo era ir la noche
que actuaba Jorge Pardo, pero ya no había entradas. Me quedé tan
frustrada que incluso pensé en ir y verlo por la playa, pero no me
encontraba con fuerzas, así que esperé al día siguiente, sábado,
que había otro concierto estelar, y por fin pude conseguir una
entrada en la página web flamencojam.com.
Llevo casi un mes con una
gastroenteritis aguda. El primer día que empecé con fiebre llamé a
Sergio, mi médico de cabecera, y le hice una consulta telefónica.
Inmediatamente me aconsejó que tomara Ciprofloxacino 500 mg durante
cinco días, además me aseguró que en dos o tres se me quitaría la
fiebre.
Busqué en mi cajón de
las medicinas y me encontré con una caja de este antibiótico,
aunque caducada en diciembre de 2019. Resulta que como a finales de
julio de 2018 tuve también este problema, me recetaron la misma
medicina.
Me lo tomé caducado y
fui mejorando, aparte de seguir una dieta muy severa, pero las ansías
de querer comer otras cosas más sabrosas conforme mejoraba me ha
hecho recaer hasta tres veces. Voy por el cuarto intento de alcanzar
la estabilidad en mis intestinos y espero que así sea. Mientras, se
están sucediendo los conciertos en el Aku Aku y yo por ahora solo he
podido acudir a uno, aquel del sábado primero de agosto.
Actuaba José del Tomate
Grupo, Tino di Geraldo y Carles Benavent, iba a ser una noche de
flamenco jazz recordando a Camarón, a Chick Corea y sobre todo a
Paco de Lucía. La jam, la tocada, me levantó el ánimo por
completo, después de comerme una tostada de pan blanco con aceite de
oliva, que era lo único que mi estómago toleraba.
Cuando acabó la sesión
me fui a caminar descalza por la playa y permanecí unos segundos
mojándome los pies, mirando de frente a la inmensidad del mar, en la
noche oscura y estrellada. Al volver al coche me encontré con el
cantaor del grupo, que andaba por allí comiéndose un helado, y tuve
que felicitarlo. Su voz es poderosa, transmite a fondo y me recordó
mucho a Pepe de Lucía con el Sexteto de Paco. Se lo dije, le dio
mucha alegría y le pregunté cómo se llamaba. Kiki Cortiña, me
dijo, soy gallego. Encantada, Kiki, espero escucharte de nuevo.
Después hice otras citas
con mi amiga Bernardette para ir a ver a Niño Josele o a José de
Josele al día siguiente, pero de nuevo me hallaba inmersa en una de
mis recaídas y me quedé destrozada en casa. Mi ilusión es ahora
estar en forma para la actuación que cierra agosto con el grupo
CosmoSoul.
Porque yo quiero ser
feliz y como oí la otra noche viendo una peli de Woody Allen: ser
feliz es estar vivo.
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