domingo, 31 de julio de 2022

Interesante encuentro en la calle

Cuando voy con la compra camino del coche me encuentro a un grupo de mujeres en la acera riendo a carcajadas y hablando a voces, paso por su lado y les dedico una sonrisa a la vez que hablo del escándalo público en broma, claro. Después cuando salgo de otra tienda me encuentro con tres de ellas y les pregunto si saben algo del terremoto que hubo anoche en Antas. Una de ellas cuenta que cuando iba camino de su casa a dormir la persiana de una ventana de la casa de una vecina empezó a traquetearse, y eso es todo lo que sintió. 

Yo no sentí nada porque a esa hora estaba comiendo jamón y queso con un vino blanco en la terraza de la Leo, pero cuando llegué a casa para dormir quité el candado de la puerta de la solana y también el cerrojo para si se repetía poder salir corriendo al exterior y no ponerme a bajar las escaleras. 

Entonces esa misma me dice, ¿es que no está tu pareja?; y otra, con la que tengo más confianza, dice, muchacha, su pareja no, es su marido; yo digo, sí mi pareja, no me gusta la palabra marido; entonces la que todavía no había hablado nos cuenta primero que no hay que casarse sino juntarse y que cuando tenía novio este quería llevarla debajo del puente, pero ella se negaba porque le habían dicho que si le tocaban el chichi ya no se podía casar, así que solo besos y algún toqueteo. 

En ese momento la única que había vivido el terremoto dice con mucha gracia, porque tú lo que querías era encima del puente, y nos reímos todas. 

Sí, es mejor estar encima, añadí yo. 

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