jueves, 17 de marzo de 2011

La dama del perrito

Ella se echó a reír. Luego los dos siguieron comiendo en silencio, como desconocidos; pero después del almuerzo se marcharon juntos e iniciaron una conversación chispeante y ligera, típica de personas libres y satisfechas, a las que poco importa adónde van y de qué hablan.

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