martes, 7 de mayo de 2013

¡Ay de vosotros los hombres razonables!

¡Pasión!, ¡embriaguez!, ¡demencia! Estáis ahí tan tranquilos, tan impasibles, vosotros los virtuosos reprobáis al borracho, despreciáis al insensato, pasáis de largo como un sacerdote y dais gracias a Dios como los fariseos, porque no os ha hecho como a uno de esos. Yo me embriagué más de una vez, mis pasiones rayaron en la locura y ninguna de ambas me pesa: pues he aprendido a comprender en su medida que todos los hombres extraordinarios que han realizado cosas grandiosas, algo que parecía imposible, han sido siempre tildados de locos y borrachos.

Werther

No hay comentarios: