sábado, 1 de agosto de 2015

Uno se acostumbra a la soledad

y a la independencia, y no se trata, forzosamente, de una buena costumbre. Si quería vivir algo semejante a una experiencia conyugal, estaba claro que había llegado el momento. Desde luego, conocía los inconvenientes de la fórmula; sabía que el deseo se debilita con más rapidez en el seno de una pareja estable. Pero se debilita de todas formas, es una ley de vida, y puede que la pareja permita establecer una unión de otro orden; sea como sea, eso es lo que ha pensado mucha gente.


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