Tumbada en la silla del dentista pienso en Immanuel
Kant, autor del Tratado de la paz perpetua. Un libro de 1795 que tuve que
leerme hace veinte años para explicárselo a una alumna de Derecho, sobre el que
tenía que realizar un estudio, dentro de la asignatura de Filosofía del Derecho.
Uno de los principios que más recuerdo de aquella obra
política es la consideración de igualdad entre todos los estados y naciones del
mundo, es decir, que el hecho de que un país sea más grande y poderoso no le
legitima para invadir, someter o dominar a otro.
Antes de sentarme hablamos de la guerra y
reflexionando me pareció una frivolidad haber visitado los Refugios de la
Guerra Civil mientras en Ucrania la gente sufre y muere, pero estuve en Almería
después de más de dos años sin caminar por el centro, y por fin conseguí una
entrada. Era una visita guiada y cada cincuenta o sesenta pasos hacíamos una
parada en el túnel principal y nos sentábamos en los bancos de cemento adosados
a las paredes para escuchar las explicaciones del guía.
Es increíble la magnitud del trabajo del arquitecto
Guillermo Langle y de todos sus colaboradores y trabajadores, que hicieron posible
este lugar, para refugio de la población de Almería, ante los múltiples
bombardeos que sufrió a lo largo de la Guerra Civil.
Emociona. Me hubiera gustado haber contemplado todas
las fotos que hay en el recorrido, y también haber leído tranquilamente los
paneles expuestos, pero para poder seguir el ritmo del grupo solo leí rápidamente
un párrafo de un rincón utilizado como despensa o almacén. En él se narraba el
hecho de que un pastelero y su hijo, cuando bajaban despavoridos por el sonido escalofriante
de las sirenas, portaban consigo dulces que luego se repartían entre los
presentes.
También me conmovió una estancia con un quirófano que disponía
de luz propia, mientras las demás galerías permanecían a oscuras durante los
bombardeos, y así poder atender por ejemplo a mujeres embarazadas, que ante las
situaciones estresantes que padecían podían parir en cualquier momento.
“Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no
existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro”. Albert Einstein.
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