lunes, 22 de septiembre de 2014

Aturdido por dos nostalgias enfrentadas como dos espejos

Perdió su maravilloso sentido de la irrealidad, hasta que terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo, que olvidaran cuanto él les había enseñado del mundo y del corazón humano, que se cagaran en Horacio, y que en cualquier lugar que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuelvo a leerte y es como si no hubiera dejado de hacerlo en todo este tiempo. A.