martes, 27 de octubre de 2020

Igual que con la iglesia hemos topado

 Esta mañana, después de un despertar feliz y placentero, se me ocurre llamar a la administración local para informarme sobre un tipo de impuesto. El amable funcionario que me atiende me pasa posteriormente con un técnico municipal para mejor instruirme sobre determinadas materias. Sin embargo, este señor me advierte de una serie de posibles imposibilidades que pueden suceder y obstaculizar todos mi buenos propósitos de mejorar, y me quedo sumida en el caos.

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