domingo, 28 de noviembre de 2021

Llevé a mi hija a Los Gallardos

 Para coger el autobús que va a Almería capital. La parada está al lado de un bar con una amplia terraza y allí estaba actuando un grupo del pueblo. Un espontáneo salió a cantar "Almería" de Manolo Escobar y todos le aplaudimos. Mi hija se subió al bus y yo pregunté si eso lo hacían a menudo o era algo espontáneo. Un chico me contestó que era una casualidad, que lo del concierto no era todos los sábados como yo preguntaba. Me quedé a bailar con el abrigo puesto y el bolso colgando. Saludé a una mujer que luego me dijo que al quitarme las gafas y la mascarilla fue cuando ella me reconoció porque mi nariz era inconfundible. Tienes una nariz inconfundible me dijo. Así que todo el mundo me puede reconocer por mi nariz. Nadie me va a confundir. 

Le cogí de la mano y me puse a saltar, tanta alegría me daba encontrarme con alguien conocido entre un público desconocido. Ella me acogió por un momento pero pronto se fue a saludar a otra gente y luego también a fumar. 

Todo el mundo bebía alcohol. Yo no tomé nada. Bailé un par de canciones más y me fui antes de que anocheciera. 

Pero antes de irme un camarero (eso lo descubrí después) joven y muy gordo me miró mientras yo bailaba y le sonreí y él también me sonrió. 

Cuánta falta de alegría tenemos pensaba decirle, pero me callé para siempre.

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